Teletrabajo: la formación es la vía para el cambio de paradigma

Colombia en el contexto iberoamericano ha tenido avances significativos en el respaldo al teletrabajo. Desde la legislación y la voluntad política, el país es reconocido por los expertos en el tema, como uno de los más avanzados en esta materia en la región.

Los adelantos en el teletrabajo se han dado rápidamente en los dos últimos años, tras la reglamentación del Decreto 884 del 1 de mayo de 2012. A partir de esta fecha los Ministerios de Tecnologías de Información y las Comunicaciones y el de Trabajo, han emprendido un proceso de incorporación de esta modalidad laboral:

  • Conformación de una comisión asesora para el fomento del teletrabajo
  • Creación de la red nacional de teletrabajo; 
  • Dos ferias internacionales de teletrabajo, 
  • Investigación sobre el número de teletrabajadores en Colombia
  • Firmas de pactos por el teletrabajo con empresas y gobiernos locales de los diferentes departamentos
  • y próximamente comenzará la formación virtual de los ciudadanos en competencias para el teletrabajo,
Por su parte, algunas universidades han incorporado en su agenda de extensión, el teletrabajo, como la Universidad del Magdalena que fue la anfitriona del Telework Colombia 2014, el evento académico más importante en el ámbito internacional. 

En Medellín durante este año se han realizado eventos como las charlas del Programa + Teletrabajo dirigidas a periodistas y empresarios durante la Semana Internacional del Teletrabajo; en el Politécnico Grancolombiano, en la Universidad Minuto de Dios y en la Fundación Universitaria Luis Amigó.

En la virtualidad hay un creciente interés en los grupos de redes sociales en conocer sobre el tema. Por lo general, las personas se aproximan a estas comunidades con el ánimo de saber donde encontrar una opción laboral y si el teletrabajo puede ser la posibilidad que están buscando para mantenerse activos profesionalmente.

Todos estos hechos indican que el teletrabajo está firme desde la instancia gubernamental y que poco a poco se va incorporando en el imaginario colectivo.

Sin embargo, al interactuar con ciudadanos comunes y corrientes se encuentran paradigmas de la presencialidad muy marcados. Se cree que el teletrabajo es para jóvenes por sus destrezas tecnológicas, se cree que es una salida a la pereza de tener que cumplir con rutinas estrictas, se cree que es informal y lo peor, que debe tener menor remuneración.



En una reciente charla con estudiantes de administración de empresas encontré algunas apreciaciones respecto a quienes podrían ejercer el teletrabajo. 

Algunos tenían una perspectiva muy similar a la descrita. En parte consideraban que el teletrabajo no tiene tantas bondades en la medida que un individuo sin supervisión es improductivo. Otras apreciaciones estaban relacionadas con las destrezas tecnológicas. Un comentario en particular se refería a la falta de destrezas de "los cuarentones".

"¿Usted cómo cree que un cuarentón se pueda concentrar más en la casa? Si le da lidia aprender a manejar la tecnología supervisándolo uno ¿cómo será solo?. A lo que otro joven agregó, imagíneselos, si toman un smartphone nuevo y lo tienen que llamar a uno a que les ayude..."
A esto respondí: ustedes reafirman mi teoría sobre que definitivamente necesitamos un cambio de chip.

Bueno, aquí sigo firme pensando que el teletrabajo es posible y que el camino está marcado. Difícil vaticinar en cuánto tiempo hará parte habitual de la cotidianidad de la humanidad, pero así comienza todo. La tarea continúa en seguir investigando, formando y divulgando. El chip sólo cambiará con la educación para que sean los procesos y no los instrumentos los que tengan relevancia.


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