El Teletrabajo es cuestión de método. Hallazgos de investigación 

Comencé a leer sobre el Teletrabajo por una periodista digital española, Karma Peiro Rubio. La conocí hace una década durante una pasantía en en.red.ando, una empresa catalana de consultoría en temas relacionados con las Tecnologías de Información y Comunicación, que mantenía una publicación digital nutrida con expertos de diferentes latitudes.

Hace 10 años, pensar en esta práctica laboral en Colombia era algo casi imposible, sobre todo desde la formalidad. Sin embargo, hay claridad que desde hace un buen tiempo existen teletrabajadores en el país, pero algunos no articulan el término con la actividad que realizan y otros, quizás conozcan el concepto, pero desde la legalidad aún no se atreven a decir que están teletrabajando por el asunto de los riesgos profesionales. Este vacío legal quedó superado en gran parte, con la Ley 1221 que regula el Teletrabajo en Colombia y su decreto reglamentario 884 de 2012.

Recientemente, terminé una investigación de maestría con la asesoría de la experta Ana Gálvez, de la Universidad Abierta de Catalunya. En este estudio pretendía indagar las modificaciones laborales y familiares que sufren las personas que incorporan esta modalidad. Aspectos como la identidad, comunicación, competencias y estrategias para afrontarla fueron nombrados por 12 entrevistados, 6 de ellos teletrabajadores por dependencia y 6 autónomos.

Inicialmente, indagué sobre cuál era su definición del término y si lo articulaban con la labor que realizaban. Los teletrabajadores por dependencia tenían una formación frente al tema porque hacían parte de un proyecto organizacional de la empresa a la que pertenecían. Mientras que los autónomos normalmente se autonombran como independientes o 'freelancers'.
Al momento de describir el Teletrabajo se citan algunos elementos que los teóricos han utilizado para definir esta metodología laboral: el espacio, el tiempo, el tipo de contrato y el uso de las tecnologías tanto de comunicación como de dispositivos: computador, iPhone, celular (Tietze, 2002).

Las competencias
Al referirse a su dinámica y lo que ella implica, las personas consultadas identifican una variedad de características y competencias necesarias para poder acoplarse a este tipo labor. La disciplina, la responsabilidad, la autonomía, la organización del tiempo y el compromiso son las más relevadas.

En sus descripciones sobre las características del teletrabajador, algunos encuentran que no es fácil para todo el mundo articularse a la dinámica. Esto ratifica lo anotado por Bruno Moriset (2007), quien indica que no todas las personas pueden teletrabajar, ya que esta metodología tiene su estrés propio y requiere de unas características como las mencionadas anteriormente, incluyendo la capacidad de manejar la falta de espacios socioprofesionales que les permitan mantener o aumentar su productividad. Y de otro lado, que cuenten con un nivel de formación elevado.

La identidad
Como lo evidencian algunos autores, las transformaciones ocurridas en las últimas décadas, el cambio de las estructuras del trabajo y la flexibilización de este, trajo consigo modificaciones en cuanto a la forma de asumirlo, aunque, no por ello, ha perdido estatus dentro de las fuentes de identidad.

En los sujetos entrevistados, la representación de sí mismos, de los logros laborales, del alcance de las metas en sus proyectos de vida con relación a lo profesional parece constituir un aspecto básico de la identidad.
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Muchos de los individuos en este estudio dan cuenta de la dificultad que tienen para que quienes los rodean reconozcan la seriedad de su trabajo. En su cotidianidad tienen que lidiar con los estereotipos que culturalmente se han construido frente al hombre o mujer trabajadores: estar vinculado a una empresa, salir todos los días a una determinada hora, pasar el día por fuera de la casa, llegar en la tarde, parecen ser parte de los elementos que integran la representación vinculada a los individuos productivos. El hecho de no encajar en estos modelos, hace que para quienes rodean al teletrabajador, sus actividades estén relacionadas con el ocio y no con el trabajo.

En este aspecto, como lo anota Mirchandani, es clave la dirección de un jefe que articule la figura del(la) teletrabajador(a) en la dinámica de los empleados convencionales (Jackson, 1999; Pérez, Sánchez y de Luis Carnicier, 2002).

El control
En los distintos relatos de los entrevistados hay una alusión permanente al papel regulador que cumplen el cronograma, los objetivos y los productos a entregar. El lugar de los jefes y de las relaciones de subordinación parecen pasar a un plano distinto al del control. Cada sujeto teletrabajador es responsable del ciclo completo de su trabajo: planeación, desarrollo de la acción y producto que le compete. La mayoría aluden a la autonomía como característica principal de su hacer, definiendo tiempos y rutinas de trabajo, todo ello supeditado a los objetivos con los que se han comprometido.

La comunicación
Para los entrevistados vinculados a una empresa, el teletrabajo ha implicado cambios en las formas de comunicación y en las interacciones. Para algunos, el contacto con los otros, participar de reuniones de trabajo e informales con sus compañeros es un espacio que no se debe perder. Para lograr mantener estos vínculos, tratan de hacer compatibles sus días en la empresa, con las fechas en las que se programan estos espacios.

En cuanto a su forma de hacer presencia pese a no estar en la oficina, refieren los correos constantes, el chat y la sincronización con los medios tecnológicos disponibles los días que trabajan por fuera, de modo que sus compañeros los perciban cerca y en contacto para cualquier cosa que se necesite: videoconferencias y otros programas.

A pesar de ello, algunos refieren que no están exentos de malentendidos, por ejemplo que les hagan reclamos por compromisos que se pactaron de modo informal y en espacios en los que ellos no participaron, que los compañeros olvidaron avisarles.

Quienes tienen una actividad de teletrabajo autónomo en proyectos distintos, se desenvuelven en muchas tareas al tiempo y reseñan aspectos diferentes en relación con la comunicación y sus necesidades. Este grupo no tiene un equipo de referencia con el que sea necesario hacer contacto presencial, el hecho de la interacción virtual con quienes trabajan es visualizado como algo natural.

Espacio y tiempo
Un espacio agradable puede ser la expresión que sintetiza las descripciones que realizaron los(as) informantes de esta investigación en torno al lugar de trabajo. Lo primero que sitúan es la relevancia que tiene para cada uno el hecho de trabajar desde su casa, lo que constituye una generalidad para los entrevistados.

Para quienes son independientes, son ellos mismos quienes establecen las características de su espacio de trabajo dentro de la casa. Para la mayoría, es necesario un lugar fijo, como su estudio. Para tres de los(as) encuestados(as), moverse en la casa con su computador es algo importante, así, el comedor, la mesa cerca a la ventana y para uno de ellos, hasta la cama es adecuada para trabajar cuando llueve. Tal movilidad son las ventajas de tener la casa como lugar de trabajo.

Irrupción del trabajo en espacio y tiempos del hogar
El teletrabajo trae consigo la superposición de tiempos y espacios. El hogar se abre a los ritmos de lo laboral, los cuales son distintos y parecen estar ligados a diferentes condiciones. Para quienes son solteros y sin hijos, el trabajar desde la casa se convierte en una ganancia en cuanto a que hay mayor productividad y pueden manejar el tiempo. En este sentido, destacan como algo muy importante el desarrollo tranquilo y efectivo de sus actividades, tanto las funciones laborales como otras de tipo personal.

Para quienes están casados y tienen hijos, la integración de lo laboral y la vida familiar, tiene otras dimensiones. La autonomía sigue siendo importante, pero más que ello, la posibilidad de acompañar las rutinas de los hijos, las condiciones especiales, ser padres más cercanos a los procesos de sus hijos es la razón principal para la gran valoración que dan al Teletrabajo.

Si bien, en la mayoría hay una percepción muy positiva de esta integración de tiempos y espacios laborales y personales en el ambiente de la casa; igualmente también puede percibirse en algunos cierta sobrecarga de trabajo. Por ejemplo, la idea de que se puede hacer todo al mismo tiempo: cuidado de los hijos, actividades del hogar, funciones laborales, sin que medie una distancia entre estos.

Transformaciones
Como lo afirman distintos autores, la flexibilización laboral y más específicamente, la vinculación de las tecnologías a estas modalidades, ha traído cambios en las prácticas cotidianas. Tal como se confirma en esta investigación, los teletrabajadores tienen que resignificar el espacio y tiempo de trabajo y en muchos casos, conciliar la vida familiar y laboral.

Pero estos cambios no se quedan solamente en el microespacio de los sujetos entrevistados. Puede visualizarse que la transformación que introduce el Teletrabajo tiene un contexto más amplio, el cual también atraviesa relaciones laborales, estructuras y formas de vínculos de producción. Como se mencionó anteriormente, los teletrabajadores que no están vinculados a una empresa como los freelancers, han tenido que adoptar nuevos esquemas para visualizarse a sí mismos, como sujetos productivos que dependen de ellos.

Así, los cambios que se evidencian en este estudio pueden situarse en distintos niveles: cambios en la dimensión personal y cotidianidad de los teletrabajadores, en las relaciones laborales, en la autopercepción como trabajadores y en las relaciones de producción con el mundo. Sin duda, para teletrabajar se requieren competencias específicas y un método.

Herlaynne Segura Jiménez
Plubicado en el especial de teletrabajo de la Corporación Colombia Digital
El Teletrabajo es cuestión de método

 

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